Didier Lobo

DESLIGAR EL PRECIO DE LA GASOLINA DE LOS PRECIOS INTERNACIONALES

Tal vez haya para el Presidente Petro más de una razón que justifique el alza de los combustibles, pero ninguna para guardar silencio sobre las verdaderas causas y posibles soluciones de este alto precio. Situación que elimina la esperanza (resolver este problema) que pudieran abrigar, quienes piensan que el gobierno del cambio es el llamado a voltear la tortilla y de esta forma beneficiar el bolsillo de la mayoría de los colombianos.

No creo, como algunos, que el gobierno suponga que estas alzas se contraen de manera exclusiva a golpear a quienes tienen vehículo de gasolina y que estos propietarios sean considerados por nuestros nuevos gobernantes como pequeños burgueses y contaminadores; pero es muy probable que nuestro presidente tenga sobre este flagelo de vulnerables, prejuicios ambientales que lo lleven a la indiferencia o complacencia de este alto precio, confiando conseguir el ansiado fin ideológico-ambiental de desestimular el consumo de hidrocarburos, lo que equivaldría a matar las pulgas apaleando el perro, como lo evidencia el impacto de estas alzas en la inflación y en la canasta familiar. 

En este caso, observamos con asombro que la probada inteligencia del Presidente, es sustituida por el desdén, importando muy poco el aprieto económico en que nos debatimos la mayoría de colombianos; por eso, sabio en su propia opinión, nos fulmina con la siguiente frase: “A los consumidores de gasolina les decimos que retomaremos la senda de crecimiento de precios, y que el objeto no será más que disminuir el déficit irresponsablemente acumulado”, que devela con el uso del retrovisor, viejas cuentas pendientes con ex gobernantes, ahora saldadas a costa del bolsillo de los colombianos que deben soportar por dos años la cascada de alzas.

Hablemos con franqueza. La senda que llevó a crear el FEPC es equivocada y mentirosa desde su médula y por eso el desastre financiero a que nos condujo en sus dos versiones, que son dos caras de la misma moneda; la primera que corresponde a los gobiernos inmediatamente anteriores a Petro, consistente en modular con el FEPC unos precios artificiales que alimentaron un inmenso déficit, y la presente que retira la hoja de parra y cobra la gasolina al precio “real” de un mercado ficticio, en el que siendo productores jugamos como si fuéramos importadores netos. Con el agravante que a pesar del vertiginoso aumento del precio de la gasolina a 2024, no servirá para cubrir el billonario déficit.

El sentido común que es el menos común de los sentidos, nos indica que el precio de una mercancía para los consumidores del país que lo produce, debería ser más favorable; sin embargo por efecto de una malhadada metodología, nos empacan los precios de la gasolina con referencia a los precios internacionales, es decir no de acuerdo con nuestros reales y verdaderos costos, sino tomando los costos internacionales que dependen de la tasa de cambio, condiciones del mercado petrolero, vaivenes geopolíticos y otros factores que nos son ajenos. Conclusión: en nada nos beneficiamos de .la gran ventaja de producir el combustible que consumimos.

Siguiendo con los aforismos populares, le recomiendo al Presidente dejar de coger el rábano por las hojas, puesto que con esta política caminamos por el filo peligroso de una navaja, como lo reflejan experiencias internacionales de extremo malestar social por incrementos menores en el precio de la gasolina.

Le recuerdo al Presidente Petro sus palabras de septiembre de 2022; “ le propongo al congreso desligar el cobro de impuestos a la gasolina de la indexación del precio de la gasolina para mitigar el impacto sobre el consumidor”, para que con otras instancias del Estado, se llegue incluso más allá de la anterior propuesta, y se desligue todos los componentes del precio de nuestros combustibles de los precios internacionales, pero que además tenga en cuenta que la deuda del FEPC es con el mismo Estado y que los abusivos impuestos que elevan el precio de la gasolina son para financiarlo.