Didier Lobo

ABANDONO, DISCRIMINACION, DESIGUALDAD Y VIOLENCIA EN EL CAMPO

Buenos días, 

 

Soy oriundo de una zona minera y agropecuaria, a la que sigo vinculado con fuertes lazos, personales, políticos y económicos, razón por la cual sin que nadie me lo diga, por percepción directa vivo la realidad, de abandono, discriminacion, desigualdad, escasez, violencia de estas zonas marcadas por la ruralidad.

 

La situacion que diariamente vivimos en los territorios rurales de nuestro Departamento, en condiciones normales abandonados, nos muestra en este tiempo de pandemia una completa orfandad, en especial las poblaciones de indigenas y negros.

 

La desigualdad, la pobreza y en general los problemas tienen mayor gravedad e intensidad en la zona rural que en las ciudades, fenómeno que impulsa la tendencia creciente de abandonar el campo y emigrar a las ciudades en busca de oportunidades y huir de las duras condiciones y restricciones de la ruralidad; así de esta manera la atención sanitaria brindada en esta coyuntura de emergencia ha sido vivida por estos colombianos con mucho mayor rigor, por la ausencia de infraestructura de salud y servicios oportunos.

 

Sobre el crédito ni hablar, a pesar del optimismo de las cifras que escuchamos de los funcionarios del gobierno, el crédito ha sido esquivo y extraño a los pequeños y medianos productores del campo, agravando mucho más la situación de este sector.

A pesar de los acalorados reclamos de congresistas y colombianos en general por el mal comportamiento bancario y las medidas supuestamente tomadas por el gobierno, no advertimos ningún cambio significativo en las políticas crediticias de las entidades financieras con los vulnerables y necesitados. 

La situación vivida por la emergencia por ser inédita y por  la intensidad de la afectación, debió llevar a considerar una moratoria mucho más amplia y de mayor plazo o incluso un reseteo o condonación de obligaciones con las mismas características a estos productores campesinos. 

 

Sin ningún resultado, se han escuchado  numerosas voces de manera frecuente, en estos últimos meses pidiendo un cambio de dirección de la política pública del gobierno en materia de agropecuaria, consistente en proteger los productos propios frente a las importaciones, revisar los tratados de libre comercio e irrigar creditos directos, prescindiendo del sistema financiero.

 

En este tiempo de dificultad en un sector tan sensible y estratégico como este se debió ejercer un intervencionismo de estado mucho más fuerte, que llevara a proteger de las implacables leyes del mercado a esta población vulnerable y prácticamente siniestrada por la pandemia y las medidas para contrarrestarla; pero desafortunadamente nada de ello hemos visto en nuestros territorios.

 

Cada vez que escuchamos al Ministro nos convence que por fin se han aplicado las medidas correctas y oportunas para eliminar, o por lo menos reducir en buena medida los intermediarios en la cadena agropecuaria, sin embargo la realidad sigue siendo la misma de siempre en nuestros territorios campesinos, en los que estos sujetos se quedan con la mayor parte de las ganancias en detrimentos del pequeño y mediano productor.

 

Es innegable que las medidas del gobierno han sido insuficientes, cualitativa y cuantitativamente, además de inoportunas; es la opinión generalizada de la mayoría de los Cesarenses con los que diariamente interactuo, todos ellos con las expectativas frustradas por no recibir nada, o los que reciben, de manera inoportuna o insuficiente.

 

Gracias,

 

DIDIER LOBO

SENADOR DE LA REPÚBLICA