En nuestro territorio asistimos a una intensiva extracción de riqueza, con fuerte impacto en nuestros recursos naturales, en la que nosotros en poco o nada intervenimos.
Se trata de un enclave de fuerte explotación de minerales, mano de obra, afectación del agua, flora y fauna del territorio, sin una verdadera participación de los Cesarenses en dicha cadena productiva. Dicho en otras palabras; de estos proyectos mineros no nos beneficiamos los Cesarenses, sino extranjeros y personas de otros Departamentos como el Atlántico, Bolívar, Antioquia y Bogotá.
Miradas las cifras de exportación y PIB Departamental del Cesar se construye un panorama de éxito y optimismo utilizado para vender nuestro territorio y captar más inversión extranjera, sin tener en cuenta que la otra cara de la moneda, vivida en estos municipios mineros es un fenómeno de contaminación, pobreza, analfabetismo, violencia, desempleo y corrupción en general, conocido como la maldición de la minería.
Al sacrificar nuestro patrimonio natural y humano(agua, tierra, cultural) sin percibir nada valioso o que nos beneficie, nos damos cuenta que lo damos todo a cambio de nada, o peor que eso nos deja el socavón y todas las externalidades negativas por todos conocida. Situación absurda de irracional intercambio de nuestra agua, tierra, aire, flora y fauna(fábrica de vida) por un mineral destinado a consumirse.
Sin embargo en el año 2011 les pareció en el centro del país, que las regalías percibidas nos hacían privilegiados descarados, además de corruptos, ineficientes y despilfarradores, por lo cual desataron una campaña de propaganda y descrédito de nuestra región, para arrebatarnos estos recursos y de acuerdo a la falsa metáfora del Ministro de hacienda de turno; regar la mermelada en toda la tostada.
Casi todo la nación saludó con alegría la llegada de estos nuevos recursos, que significó para los Departamentos y Municipios productores un raponazo, al pasar de recibir(en cifras redondas) $791 millones de ingreso per cápita, como regalías directas, entre 1995 y 2011, a recibir sólo $174 millones, entre el 2012 y 2018, como asignación directa, a pesos constantes de 2019.
El rechazo en nuestro territorio fue general e intenso aumentando la conflictividad y protesta y el rechazo a la actividad extractiva llegando a impedir la explotación de importantes proyectos, por ello uno de los primeros propósitos que plasmé en mi primera aspiración al Senado, como un férreo compromiso con estas regiones fue reformar la reforma que se introdujo al régimen de regalías con el Acto legislativo 05 de 2011.
Ya como Senador impulsamos la reforma a la reforma de las regalías, logrando que en poco tiempo el Congreso expidiera el acto legislativo 05 de 2019 y la ley 2056 de 2020, en que estos territorios pasaron de recibir como asignación directa del 10% al 20% de los ingresos corrientes del SGR, y adicionalmente los municipios productores recibirán 5 puntos porcentuales más.
Esta gestión legislativa llena de obstáculos y choques con algunos compañeros valió la pena y fue uno de los motivos por los que llegue al Senado de la República, regresarle a estos territorios estos recursos que hoy los Alcaldes y Gobernadores tienen a su disposición para invertir en beneficio de la población.